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Jardín de Ruinas

Deslumbramiento en la calle

Cruzaba la calle y entonces vi a una chica deslumbrante: la blusa que llevaba insinuaba descaradamente sus pechos y descubría toda su espalda. Rubia, contorneada, piel blanca, piernas dulcísimas, la observé mientras esperaba a poder cruzar. Se metió en el supermercado de la esquina, y no pude evitarlo, tuve que seguirla dentro, aunque no llevaba ni un céntimo para comprar alguna chuchería que me sirviera de excusa para poder contemplarla un poco más, antes de que desapareciera de mi vida, como todos los encuentros fortuitos que cada día la calle nos depara.

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