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Jardín de Ruinas

Wake Up

Hoy es uno de esos días en que uno desearía no haber nacido -como decía Sófocles. La luz y los ruidos empiezan a filtrarse pronto en mi habitación. Hace mucho calor y pese a dormir casi desnudo estoy empapado en sudor. De la calle llegan ladridos, señoras gritando, bocinazos de coches; me agarran y me impiden que vuelva a conciliar el sueño. Ya no podrá ser. Al menos he pasado bien la noche: los relajantes musculares cumplen bien su trabajo, enseguida estoy k.o. Tengo una noche completamente negra: sin sueños, sin pesadillas. Simplemente, unas horas de total y completa inexistencia.
Me gustaría ver a Amelia, pero está Sophie. Y los días van pasando lánguidamente en esa dicotomía.
Es duro jugar a dos bandas.

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