Aire de Smyrna
Era ya muy tarde, pero necesitaba consejo. Los mensajes de Amelia me daban largas y sólo conseguían ponerme más nervioso. Después de tres cigarrillos llegué hasta el hogar del Oráculo de Smyrna. El habitual aroma de nuez moscada de su casa, me recibió antes que ella.
-Smyrna, estoy harto ya.- le dije, después de aceptar un trago de ese té rojo que ofrecía a las visitas más íntimas- ¿Voy a conseguir esa noche con Amelia?
Smyrna se concentró y logró beberse la extraña infusión que tenía delante. Luego, permaneció cerca de una hora con la cabeza gacha, entre las piernas, susurrando algo ininteligible y haciendo pequeñas convulsiones. Sin decirle nada, saqué otra vez el tabaco y esperé.
Finalmente, cogió un papel, lo garabateó con una estilográfica y me lo tendió:
irasnolaconseguiras
Como siempre, sus palabras eran un enigma.
1) Amelia estaba jugando conmigo. En realidad siempre ha sido cobarde. Los últimos días había estado evitando mis llamadas, surcando una semana llena de aparentes compromisos.
2) Me tenía miedo. Amelia temía la posibilidad de nuestra reunión seccreta, de lo que pudiera pasar en ese dormitorio, de despertar algún sentimiento cuando ella lo hiciera la mañana siguiente.
3)Smyrna me decía "irás, no la conseguirás". La vería y se acabó.
4)Smyrna me decía "iras no; la conseguirás". Si me calmaba, todo saldría bien.
Cuando acabo el trance de Smyrna, nos sentamos. Como ella requería, no hablamos sobre la revelación: nada de lo que surgiera de ella mientras estaba en éxtasis podía volver a repetirse. Seguimos charlando y, cuando empezó a salir el sol, me despedí de ella.
-Smyrna, estoy harto ya.- le dije, después de aceptar un trago de ese té rojo que ofrecía a las visitas más íntimas- ¿Voy a conseguir esa noche con Amelia?
Smyrna se concentró y logró beberse la extraña infusión que tenía delante. Luego, permaneció cerca de una hora con la cabeza gacha, entre las piernas, susurrando algo ininteligible y haciendo pequeñas convulsiones. Sin decirle nada, saqué otra vez el tabaco y esperé.
Finalmente, cogió un papel, lo garabateó con una estilográfica y me lo tendió:
irasnolaconseguiras
Como siempre, sus palabras eran un enigma.
1) Amelia estaba jugando conmigo. En realidad siempre ha sido cobarde. Los últimos días había estado evitando mis llamadas, surcando una semana llena de aparentes compromisos.
2) Me tenía miedo. Amelia temía la posibilidad de nuestra reunión seccreta, de lo que pudiera pasar en ese dormitorio, de despertar algún sentimiento cuando ella lo hiciera la mañana siguiente.
3)Smyrna me decía "irás, no la conseguirás". La vería y se acabó.
4)Smyrna me decía "iras no; la conseguirás". Si me calmaba, todo saldría bien.
Cuando acabo el trance de Smyrna, nos sentamos. Como ella requería, no hablamos sobre la revelación: nada de lo que surgiera de ella mientras estaba en éxtasis podía volver a repetirse. Seguimos charlando y, cuando empezó a salir el sol, me despedí de ella.
2 comentarios
Malaa -
Amelia -